Presentación - Colegio Notarial de Aragón

Colegio

Corporación

El Colegio Notarial de Aragón, como del resto de los Colegios Notariales de España, es una Corporación de Derecho público, amparada por la Ley y reconocida por el Estado, con personalidad jurídica propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines.

Son fines esenciales de estas Corporaciones la ordenación del ejercicio de la profesión, sin perjuicio de las atribuciones del Gobierno, del Ministro de Justicia y de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública, la representación exclusiva de aquélla, la defensa de los intereses profesionales de los colegiados y el cumplimiento de la función social que al Notario corresponde.

Los Colegios Notariales, para el ejercicio de sus fines, tienen atribuidas con carácter general en su ámbito territorial, las funciones de colaborar con la Administración, a solicitud de la misma o por propia iniciativa; estar representados en sus Consejos u Organismos consultivos cuando proceda; organizar actividades y servicios comunes de interés para los colegiados en el orden formativo, cultural, asistencial, de previsión y otros análogos.

El notario es un profesional del Derecho que ejerce simultáneamente una función pública para proporcionar a los ciudadanos la seguridad jurídica que promete la Constitución (art. 9º) en el ámbito del tráfico jurídico extrajudicial.

El notario tiene una formación jurídica contrastada, no sólo porque es siempre licenciado en Derecho, sino porque además es seleccionado mediante unas rigurosas oposiciones que garantizan su formación, y que los Colegios Notariales procuran actualizar y poner al día constantemente.

El notariado español está integrado en el llamado notariado latino, asociación internacional que agrupa prácticamente a todos los notarios del continente europeo (Alemania, Francia, Italia, etc.), incluidos los países procedentes del Este (Rusia, Lituania, Hungría, Repúblicas Checa y Eslovaca, Eslovenia) y estando en trámite de incorporación los restantes, gran número de países africanos, de los que el más recientemente incorporado es Sudáfrica, todo el continente latinoamericano, más la provincia de Quebec en Canadá, y de Louisiana en Estados Unidos, Turquía y Japón en Asia, y está en creciente expansión, que pronto totalizará cerca de cien países, todos con un notariado similar, formado por profesionales libres, investidos de la facultad de dotar de fe pública o autenticidad a los actos en que intervienen y que garantizan a los particulares la seguridad en las transacciones.

Los notarios en España, cerca de tres mil , son profesionales que gozan de la estima del público en general y están repartidos geográficamente por todo el territorio español, por lo que le será fácil encontrar alguno cerca de su domicilio, en el que depositar su confianza. Los notarios están organizados por Colegios, que les apoyan en su función y al tiempo controlan su actuación, todo bajo la supervisión del Ministerio de Justicia.


Edificio - Sede

El Ilustre Colegio Notarial de Aragón tiene su sede en el edificio que, en parte, fue casa de la familia Lanuza, a la que perteneció El Justicia de Aragón durante varias generaciones, y de quien toma su nombre la plaza que ocupa. De aquella época queda el espléndido alfarje (siglo XV), que hoy en día es techumbre de la biblioteca del Colegio.


Como consecuencia de las Alteraciones de Aragón de 1591, Felipe II ordenó no sólo la muerte por decapitación de El Justicia, Juan de Lanuza el Mozo, sino “derribar sus casas hasta los fundamentos, tomar sus propiedades por el fisco, y sembrar sus campos de sal”. La primera parte de la sentencia se ejecutó en la plaza del mercado, la madrugada del 20 de diciembre de 1591 pero, con el fin de evitar en lo posible el cumplimiento de la segunda parte, Catalina de Urrea, viuda de Juan de Lanuza el Viejo y madre del El Mozo, acudió en amparo, junto con su hijo Pedro de Lanuza, al Consejo Supremo de Aragón. Ella reclamaba su “viudedad”, y su hijo Pedro alegaba que la hacienda había pertenecido por generaciones a sus mayores (derecho de abolorio) y, por tanto, no podía ser confiscada por tener él un derecho previo. El Consejo Supremo de Aragón reconoció estos derechos, y restituyó la hacienda de Juan de Lanuza a su hermano Pedro, con el usufructo de viudedad de su madre Catalina de Urrea, lo que paralizó la ejecución de la sentencia y ha permitido que parte de este edificio siga en pie. 


Con el tiempo, el edificio fue adquirido por los Condes de Sobradiel, y es en 1929 cuando la Condesa de Gabarda, entonces propietaria del palacio, decide venderlo al Colegio de Notarios de Zaragoza, aunque algunas dependencias tuvieron otros usos hasta bien entrado el siglo XX, como la parte orientada hacia la calle del Buen Pastor, en la que se ubicaba el Colegio Santo Tomás de Aquino, perteneciente a la familia Labordeta.

El edificio del Colegio notarial ha sufrido diversas reformas a lo largo de su extensa historia. Todavía conserva su elegante fachada neoclásica, y en su interior encontramos singulares elementos y estancias, como el patio empedrado, el alfarje, la gran escalera que asciende a la planta noble, el salón de actos o la sala de juntas. Lo que nos se conserva ya en el edificio son las pinturas que a finales del siglo XVIII pintó Francisco de Goya en el oratorio que tenían los Condes de Sobradiel.